sábado, 2 de abril de 2011


Su mirada se llena de odio al sentir la mano del pasajero llegando a su entrepierna. En esas milesimas de segundo, mientras decide como reaccionar, no deja de asombrarle la actitud y atrevimiento de quien, a juzgar por su edad, podría ser su hijo. Él, conductor de taxi, ha tenido que tratar con putas, borrachos, delincuentes y sin fin de situaciones, pero es la primera vez que se enfrenta a tal bochorno. Un "Hijo de puta" sale a gritos de su boca al compas de una mano empuñada que se estrella en la mejilla del jovenzuelo borrandole al instante su sonrisa de placer.


Ahora comprende porqué le dijo cuando lo recogió aquella madrugada -usted solo conduzca, que yo le pago lo que haga falta, por el dinero no se preocupe-.


Estos recuerdos le han venido mientras su hijo le presenta a su mejor amigo, con el que vive desde que se fué a estudiar a la universidad:


-Mucho gusto, espero que, ahora que somos como de la familia, me disculpe por lo de aquella mañana.

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